Arenas blancas, aguas cristalinas, una playa sin explotación turística y un día de paz inigualable, es lo que ofrece Bahía Concha, un destino único para los amantes de la naturaleza, escondido en el departamento del Magdalena.
Una de las «desventajas» que configuran la mayor ventaja de esta hermosa playa, es su ubicación, pues para llegar deberás viajar aproximadamente 45 minutos desde el centro de Santa Marta; luego se debe recorrer un camino en trocha y luego dejar el carro en un parqueadero donde también adquirirás un seguro de vida y luego caminar unos 30 minutos bajo una sombrilla natural, que, aunque agotador en un principio, al final te mostrará el camino al paraíso.
Bahía Concha es una pequeña playa de arena blanca, aguas cálidas y tranquilas, rodeada de montañas, donde las olas prácticamente son inexistentes.
Esta zona antes considerada parte del Parque Tayrona y no es tan concurrida precisamente porque su acceso solo se puede hacer por la vía antes indicada o en lancha, lo cual no resulta tan fácil para la mayor parte de la población; muchos ni siquiera saben de la existencia de este lugar que para nada decepciona.
Todo lo contrario, al visitarlo pasarás un día increíble, sentado o en una hamaca bajo la sombre de los árboles que están frente al mar, podrás tener un descanso único y sabrás que la recompensa a la caminata es mayor de lo que leíste en este post.
Allí hay pequeños establecimientos donde podrás comprar almuerzos y snacks, también encontrarás servicios de baño, aunque cabe aclarar que no cuenta con infraestructura turística sólida, por lo que los servicios son básicos, pero apenas para pasar un día inolvidable.
Esta playa es perfecta para familias con niños ya que la poca afluencia de gente, las mínimas olas y la temperatura refrescante del agua hace que para ellos sea un paseo apto, de hecho, las aguas no son muy profundas (a menos que camines muy hacia atrás), lo que te permitirá disfrutar con seguridad.
Otra de las actividades que puedes realizar en este lugar es chapucear en «La Piscina», una formación de agua a la que llegarás por medio de un camino rocoso, escalando una pequeña montaña, que además de darte una vista increíble, te dará un zambullido de aventura. Es una zona ridumentaria, ideal para personas expertas en natación.
Al caer la tarde, podrás ver un cielo anaranjado, el viento secará y refrescará tu piel y sabrás que has vivido una experiencia de nunca olvidar.
Así que cuando vengas a Santa Marta date una pasadita por este lugar que permanecerá en tu memoria para siempre.
