El cantante Wiz Khalifa está en Colombia y su paso por el país más que sonar por su participación en el Festival Stereo Picnic o en alguno de sus conciertos, está en boca de muchos sectores por postear algunas fotografías fumando marihuana y visitando la tumba de Pablo Escobar.
El rapero despertó malestar entre los paisas principalmente quienes tratan de olvidar la historia de violencia y narcotráfico que «el patrón» marcó en ellos. Uno de los primeros en manifestarse fue el alcalde de la ciudad Federico Gutiérrez quien afirmó:
«Ese sinvergüenza en vez de haberle llevado flores a Pablo Escobar le tuvo que haber llevado flores a las víctimas de la violencia, debe ofrecer disculpas a la ciudad».
Además añadió que el estadounidense no será bienvenido en la capital antioqueña por sus actitudes nocivas: “Es una apología al delito, quienes visiten Medellín tienen que respetar a las miles de víctimas que murieron o que perdieron a sus familias por la guerra contra el narcotráfico, esto lo tenemos que rechazar entre todos».
La doble moral de los medios colombianos
Es inaceptable que a Colombia lleguen los artistas internacionales a hacer lo que quieran o lo que comúnmente no pueden hacer en sus países, pues aquí lo celebran todo, caso el graffiti que Justin Bieber pintó en Bogotá hace algunos años. Sin embargo es hasta ridículo que se arme un escándalo cuando uno de estos artistas hacen «apología al delito» siendo que son nuestras mismas productoras las que se encargan de hacer una imagen de héroes de los delincuentes de turno.
Caracol y RCN son los primeros en sacar las noticias pero también los primeros en proponer los temas del narcotráfico en sus parrillas nacionales e internacionales… El Patrón del mal, Las muñecas de la mafia, La prepago, El cartel de los sapor, El señor de los cielos son sólo unas muestras de cómo en el país se dan muestras de que ser pillo paga.
De hecho, esas son las principales críticas de los amantes a las redes sociales, es de muy doble moral criticar a quién viene a traer flores a un muerto mientras se enseña a los niños y jóvenes el delito como una forma de vida.
